Coty y Marcelo se aman

En una vereda cerca del Parque Bustamante hay alguien que quiso gritar.
“aayyy, mi vida, cómo quisiera gritar a los cuatro vientos todo lo que te amo” ¿Quién no lo pensó alguna vez? El amor te vuelve idiota y, a veces, gritón.
Entonces uno de los dos, ella o él, no se quien, no solo que quiso gritarlo, sino que quiso un eco permanente, un eco visual eterno y no tuvo mejor idea que agarrar un palito y darle sin miedo al cemento fresco.
“Coty y Marcelo se aman” Debe ser bellísimo para ustedes, pero ¿a mi qué me importa?
A estas alturas, tiempo después de pasar el palito por la vereda, seguramente, Coty detestó que Marcelo sea tan pegote con su mamá y que ronque por las noches. Y él que pensó, estoy seguro, que ella era un desastre porque dejaba los pelos en el lavamanos y apretaba la pasta de dientes por el medio.
Señores, Coty y Marcelo, seguramente, ya no se aman; pero ahí está el eco inquebrantable de algo que ya fue. Tal vez Coty quiere ir a borrar el nombre de su ex compañero, ahora contrincante. Ya es tarde, ahora tendrá que esperar a la próxima campaña política que se les da por hacer veredas en todos lados.

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