Fíjate dónde vas a dormir

Aun cuando todos lo nieguen, siempre a alguien le pasó o le pasará (casi como una cuarteta de Nostradamus) que se despertaron o se despertarán viendo una ventana irreconocible.
Cualquier parecido con la realidad no es pura casualidad y cualquiera que se sienta aludido/a acéptelo sin más rollos.

Afuera el día comienza y esa ventana está en un lugar que por lo general no estaba. No, no… es peor, esa ventana no es la que se ve todas las mañanas.

“¿De quién es esa ventana?”, es la primera pregunta y después se sigue con una interrogación más profunda: “¿de quién es esta casa?”. Y como de profundidades consultivas se trata viene otra que por lo hondo ya alcanza la Muralla China: “¿y esta chica quién es?”. A lo que sigue que la vuelves a mirar y parece que olvidó vestirse, y te miras y parece que el olvido fue generalizado.

Entonces viendo que el sol aun está por salir, la desconocida sigue mirando para adentro y se desparrama en el colchón surge la idea diplomática: “yo me voy”. Pero tu suerte es tal que justo cuando estás con toda la ropa en mano agarrando la puerta ella se despereza y te dice con voz de gato dormilón "hola guapo" y no sabes si decir “hola”, “estoy cagao” o lisa y llanamente salir corriendo.

Pero estoicamente te mantienes firme y lo mejor que se te ocurre es "voy al baño" y te encaminas disimuladamente hacia el living buscando la puerta de salida. Ya en el living comienza la búsqueda desesperada de la llave. “¿Dónde demonios está la llave de la puerta?” y cuando miras a tu alrededor todo el lugar es un campo de batalla. Los pantalones botados en la mesa; en el ventilador de techo hay un sostén rosadito que seguramente es de ella y al fin el pantalón de ella colgando de la puerta de la nevera sin que recuerdes cómo llego ahí (no recuerdas ni quién es menos recordarás eso) así que comienzas a hurgar en los bolsillos como en la búsqueda del tesoro pensando “ahí debe estar esa puta llave”, metes mano y más mano. No encuentras la llave y vuelves a ver en el mismo bolsillo por tercera vez

Justo cuando parece que la encontraste la ves acercarse por el pasillo con el pelo como si la hubiese agarrado Katrina y con la sábana envolviendo el cuerpo que parece creerse emperador romano hasta que amorosamente te dice "duchémonos". Ay madre santa y ahora eso. Entonces le dices "ve tu que yo ya voy".

Mientras ella va piensas "la ventana, saldré por la ventana". Pero, mierda, la ventana está en el octavo piso. "Prefiero la ducha con la desconocida antes que el octavo piso” Con resignación te dejas de tapar y sueltas el pantalón en el pasillo, te diriges a la ducha en el preciso momento que abrirás la puerta escuchas un sonido espantoso que proviene desde los interiores sepulcrales de esa casa y que piensas "puaj, no se está duchando".

1 comentario:

laura -labrujy- dijo...

si es que el alcohol a veces engaña y puede hacerte llevar sorpresas agradables o no... :)