Las rarezas cangrejiles


Hace unos días, no sé cómo, terminé el día pescando cangrejos y me sentí feliz de pensar que Dios hizo un bicho más feo que yo, porque de verdad que es un animalito tan feo como extraño.

Así que acá haremos un resumen mínimo de sus rarezas:
Tenazas: A estos sus padres sí que le impusieron profesión: “Hijo, cuando seas grande serás un trabajador de la construcción” y lo hicieron con herramienta incluida, como una especie de promo-pack.
Patas: La verdad es que el bichejo este debe tener una confusión porque no se distingue si son patas o manos. Además, son tan finitas que las conversaciones entre las cangrejas debe ser una cosa como “¿Lo conociste? ¿Cómo es?” “Y… lindo, lindo no es, y pobrecito, tiene unas piernas tan finitas que debería ir al gimnasio”.
Caminata: Es lo más confuso del mundo porque nunca sé si decir “se está yendo hacia acá” o “ahora lo veo, ahora que se aleja lo estoy viendo mejor”. Y me pregunto ¿Cómo serán las marchas en los coches cangrejiles? ¿Tendrán 1º, 2º, 3º, 4º, 5º y delantera? ¿Y los dichos? “El que ríe primero ríe mejor” o “Los primeros serán los últimos”.

La próxima vez como pescado.

La Vaca


Una vaca es una barbacoa imperfecta, un asado vivo, un churrasco con patas. Porque no me van a venir acá con que la vaca es una creación de la naturaleza que se hizo para que coma pastito en el "prao" (como dice @Mirichán) o que dé leche armoniosa y gentilmente.
De que fue obra de Dios no queda duda porque imagínate al tío ahí en el día uno de la creación del mundo pensando “jo! Y todo lo que tengo que hacer esta semana, tengo la agenda cargadita de cosas por construir para que estos tarados después me lo arruinen… mejor me tomo el domingo para descansar y de paso nos comemos una carnecita en la parrilla” porque será muy Dios, muy Dios pero sus gustos tiene que darse el hombre ya que construir un mundo no es cosa que se haga todos los días así que está visto que la vaca es una inversión de carne para el domingo de descanso.
Lo otro raro de este simpático animal es que sirve para todo. Es como un animal multiuso, lo cual refuerza la idea de que es más bien una inversión que una creación. De él se saca todo: la carne para la barbacoa del domingo, la leche para el cafelito de la mañana, la caca para pisar y pensar en la mala suerte, los cuernos para ese señor que tiene el coche largo con cuernos en la punta y que siempre aparece en las películas de Chuck Norris, también se saca la foto para que aparezca en los paquetes de queso y junto con todo eso se tiene el cuero.
Y con el cuero pasa algo rarísimo porque he visto a la gente que lleva una chaqueta de cuero que, cuando va a llover, sale corriendo para que no se le arruine su vestimenta. Pero no me imagino a las vacas pastando y ven que viene una nube negra y una le dice a la otra:
“Oye, Marcela (porque las vacas también se llaman Marcela) Mejor nos vamos porque se nos arruinará el cuero” y salen corriendo en puntitas de pie.
¿Se imaginarán ellas que serán en el futuro? Porque un humano dice “yo seré abogado, yo seré político, yo seré honesto”, entre otras cosas. Pero ¿y las vacas? “Ay, Marcela, mi sueño es ser balón de fútbol y, si tengo suerte, unas carteras Gucci”.
Seguiría escribiendo, pero iré a ver cómo va el filete que tengo en la cocina.

La ópera emplumada


Me sucede siempre: Cada vez que escucho una ópera pienso en las mismas cosas, en las galletas que se llamaban así que comía cuando era pequeñito, en esto y en lo otro hasta que termino pensando que quien canta la ópera es una gallina y que si no la canta una gallina muy mal hacen los productores operísticos del mundo porque lo que realmente tendría éxito sería una gallina cantante de ópera.
Ya me lo imagino, entra un pato (porque por cuestión de jerarquía tiene que ser un pato) haciendo clap clap con sus patotas y comienza: “Esta noche veremos a una cuac cantante sin precedentes, una plumífera que ya prometía desde su hueventud, con ustedes, señoras y señores: Catalina, la ópera en una Gallina”.
Y ahí entra pomposa la gallineta con su culo emplumado de aquí pa’lla doblando la rodilla hacia atrás y agitando un poco el ala (porque las gallinas de buenas familias sólo agitan un poco el ala) y comienza: laaaa laralala laaa laralalalaaaalalalalaaaaaa ooooohhhh
Pero siempre que la ópera llega al mismo lugar insisto en mi cabeza (que pa esas horas está más racional que nunca) que una ópera con una sola gallina no alcanza, así que necesita compañía. Y entonces entra: “El Coro Pipío”.
Este coro está compuesto por unos seis a ocho emplumaditos que han dejado de ser huevo pocos días antes y aprendieron a cantar en un curso veloz que siguieron en la escuela de “Los Gallos Cantores del Tirol”.
Y luego de oír la ópera con los ojos cerrados pienso que nada tiene que hacer Monserrat Caballé o Anna Netrebko junto a Catalina, la ópera en una Gallina” o “El Coro Pipío”.